martes, 25 de enero de 2011

PONGA UN ASESOR EN SU VIDA

Ponga un asesor en su vida. No es el título de una película o de un libro que les recomiende para estos días, sino que se trata de una reflexión de lo que ha hecho nuestra alcaldesa durante estos cuatro años.

Detrás de la Sra. Peñalver camina una nutrida cohorte de asesores, hasta un total de 21, con sueldos, algunos de ellos, millonarios, inmorales e injustificados, y que forman toda una masa neuronal sin precedentes, cuya misión es … ¡vaya!, pues la verdad es que no sé cuál es la misión de todos estos asesores, porque viendo lo que pasa en este Ayuntamiento, no parece que estén dando mucha lucidez a nuestra alcaldesa, y sí una rica cosecha de carencias y errores diarios.

Si bien es cierto que es una barbaridad el número de asesores de la Sra. Peñalver, desorbitado en tiempos de crisis y con 15.000 parados en esta ciudad, resulta peor la millonaria nómina mensual que entre todos los ciudadanos tenemos que pagarles. Según los propios datos del Ayuntamiento, un millón de euros al año. Y les advierto que esto no incluye el sueldo de los gerentes, directores y otros eventuales, cuyas nóminas ascienden al año a otros 1,2 millones de euros. En total hablamos de dos millones, doscientos mil euros anuales. 380 millones de pesetas. ¡Casi nada!

Pero también es sorprendente que sus 21 asesores, aquellos que forman este séquito de intelectuales, hayan dado tan pocos días de gloria a nuestra alcaldesa, y sí tantos dolores de cabeza a los vecinos. No vamos a negar que un Ayuntamiento de capital necesita de una serie de altos cargos en ciertas áreas, pero lo que sí podemos poner en duda es que cada concejal del equipo de gobierno tenga que tener un asesor pagado con nuestros impuestos. Ya he dicho alguna vez que esta corporación me parece, en cuanto a preparación, de lo más mediocre que ha habido desde hace mucho tiempo en nuestro Ayuntamiento.

El tema aquí va de ejemplaridad, y sobre todo en tiempos de crisis. Es el momento de apretarse el cinturón. Señores gobernantes, den buen ejemplo de austeridad y recorten los gastos, o al menos, los sueldos de sus asesores, ya que ustedes son simples administradores del dinero público, de un dinero que no es suyo, y del que tienen que responder siempre.