martes, 26 de octubre de 2010

Desde un Vagón del Tranvía

Me vuelvo a subir en el tranvía, que dicen que estará terminado para Navidad. Hay incluso quien asegura, que el artilugio será el regalo de Reyes para los jiennenses. Menudo regalito, pienso yo. Un tren que no trae más que caos en el tráfico y una tremenda hipoteca que, a buen seguro, acabará evitando que la ciudad pueda acometer otras inversiones importantes en un futuro.
            Pero ahí lo tenemos. Los cables que se entrelazan en los tramos de catenarias van convirtiéndose en los nuevos elementos del paisaje urbano de la Jaén más conformista. Afean, desde luego, pero no parece que vayamos a alzar la voz más alta para decir que no queremos este tren, quizás porque, como apuntan, hay trenes que pasan una sola vez en la vida, no sea que a Jaén ya no venga más dinero de la Junta y haya que aprovechar éste que nos ha llegado.
            De hecho, faltan apenas unos días para que conozcamos los Presupuestos de la Comunidad, esos que contemplarán recortes, por aquello de la crisis, pero que volverán a aparecer en la prensa como salvadores de una situación en la que las familias no llegan a fin de mes o por el que en todas hay un drama llamado paro. Habrá que estar muy atentos a las inversiones para el año que viene. Vale que tengamos grado superior en el Conservatorio, aunque el edificio de la Calle Compañía se nos haya quedado pequeño, pero es que no sólo hace falta un nuevo inmueble, sino que hay otras, como la Ciudad Sanitaria, la Ciudad de la Justicia o el encauzamiento de los ríos de Los Puentes, en Jaén, que también esperan su momento.
            No se nos puede olvidar –eso debe estar claro- que al margen de operaciones de marketing y comunicación, lo importante es lo que hay a pie de calle. Los parados siguen en las colas de las oficinas de empleo, aunque ahora sea Rubalcaba el que se sienta en la sala de prensa de La Moncloa. Da igual que este gobierno de la Nación comunique mejor que el anterior. Lo que tiene que hacer es crear puestos de trabajo, favorecer el desarrollo económico y laboral, no decir “bonito” por qué no se crean.
            Es un tiempo de decepciones. Lo es porque mientras la soga aprieta en casa del ahorcado, el máximo responsable político se quita de en medio y trata de darle un giro a su ya más que devaluada imagen, aunque ello implique cargarse su anhelada paridad. De nuevo, somos los ciudadanos los que soportamos el peso de la mala gestión… eso es lo que tiene ser ciudadano de a pie.
            Y termino, que se acerca mi parada. Queda muy poco para la prueba de fuego política de los dos grandes partidos. Las Elecciones Municipales, de las que tanto hemos venido hablando en el tranvía durante todos estos meses, están a la vuelta de la esquina. Será por eso y no por otra cosa, por lo que los gobiernos cambian y los tranvías circulan.
Pablo Ruiz, columnista de Así son las Mañanas en Jaén